28 abr 2017

Historia de España contada para escépticos.

ESLAVA GALÁN, JUAN. Historia de España contada para escépticos.
Ed. Planeta. Barcelona. 2004.

Historia de España contada para escépticos, salió a la luz en 1995 por primera vez. Se trata de una obra de divulgación asequible, contada en clave irónica y documentada. El libro está estructurado en 103 capítulos que abarcan el amplio periodo de la Historia española, desde los primeros pobladores de la península ibérica, hasta los años de Aznar, ofreciendo una visión generalizada unida por la estructuración temporal en que se va sucediendo la propia Historia.

Con todo, cada capítulo de la historia que analiza, trata de desmontar muchos de los mitos que el sistema educativo español ha patrocinado en función de las políticas del momento, centrándose fundamentalmente en el clero, la monarquía, los dirigentes políticos y el ejército como principales valedores de una historia tradicional y maquillada, que se ha encargado de subrayar siempre la importancia del papel de estos grupos, en la historia de un país dirigido por la incompetencia de los altos cargos de estos sectores, en detrimento de mantener unos privilegios económicos, sociales y políticos.

El libro en sí, es un pretexto para demostrar que la historia, a pesar de ser una ciencia con una metodología, es interpretada desde el mismo momento en que se está creando, ya que todo depende en cada momento de la explicación que se hace de la historia, como por ejemplo, en el caso de los Reyes Católicos, cuando Eslava cuenta casi con mordacidad, como Isabel la Católica, sin ser heredera legítima, asciende al trono apoyada por una nobleza con intereses en juego:

“A Isabel no le correspondía reinar: sólo era medio hermana del rey Enrique IV, y por delante de ella, en el orden sucesorio, había dos personas: su otro medio hermano, Alfonso, y su sobrina Juana. Pero se había propuesto ser reina de Castilla y, al parecer, las personas que podían estorbar su designio tenían una tendencia a fallecer prematura y misteriosamente. Así le ocurrió a Alfonso, el heredero de la corona, y la misma suerte corrió don Pedro Girón, el maestre de Calatrava, un novio que le buscó el rey a su hermana, muy en contra de la voluntad de la interesada.


Muerto Alfonso, la sucesión recaía sobre la princesa Juana, la hija del rey, pero una poderosa facción nobiliaria empeñada en destronar al monarca apoyó la candidatura de Isabel y consiguió que el rey admitiera que su hija Juana era producto de las relaciones adúlteras entre la reina, su esposa, y el favorito don Beltrán de la Cueva. Por eso la apodaron la Beltraneja, y a Enrique IV, el Impotente, aunque sabían muy bien que era un hiperactivo bisexual de pelo y pluma, que se tenía más que pistoleadas a todas las putas de Segovia y a los moros de su escolta sodomita. Todo esto para conseguir que Isabel heredara el trono. Al escéptico lector quizá le dé la impresión de que la mosquita muerta de Isabel se abrió camino sin reparar en medios. Probablemente no fuera ella sola, sino el poderoso lobby nobiliario que apoyaba su candidatura. […]” (pp.:197-198).

Como se puede ver, la ironía, la mordacidad, el sarcasmo, el lenguaje coloquial, etc., son recursos que emplea el autor para amenizar una materia que tradicionalmente viene de la mano de demasiados datos específicos, haciendo que su discurso durante toda la obra, sea elocuente y ameno, pero sirviéndole también para ofrecer una visión diferente de los hechos históricos. Realmente cuenta la Historia de España de otra forma, para escépticos que se cuestionan la historia que nos ha llegado a través de la enseñanza. Ya en su prólogo nos da una pista: “[…] El conductor, un viejo anarquista de gorra proletaria y cigarro liado a mano, no cesaba de murmurar: «Así se escribe la historia de España»”. (p. 13).

Por último, también hace uso, aun a riesgo de caer casi en lo anecdótico, del conocimiento de cómo eran muchos de los protagonistas de la historia, de sus pasiones, de sus intereses personales, económicos, políticos, de prestigio, etc. que en la mayor parte de las ocasiones, han movido las directrices de las políticas de España por ser quienes sustentaban el poder, y no en función del pueblo al que se supone que representan. Así por poner varios ejemplos, Fernando VI “era pequeño de estatura y no mal parecido, pero tenía cierta propensión a la melancolía, que en su vejez, degeneró en franca locura, como la del padre” (p.313); o “De Carlos III se murmuró que no era hijo de Felipe V, sino del cardenal Alberoni, el que le preparaba los canelones a doña Isabel de Farnesio.” (p.316); o de “Carlos IV, un infeliz grandón y brutote, sonrosado y regordete, quizá un pelín feminoide, de mínima cabeza, ojos vacunos y enorme nariz borbónica. Hasta que sus obligaciones lo ataron al trono solía campar por las cocheras y cocinas de palacio, donde se sentía más cómodo que en los salones […]” (p.331). 


Analizado el discurso que mantiene el autor, no quisiera terminar sin hacer una referencia biográfica del mismo: Juan Eslava Galán, andaluz que actualmente va rondando los setenta años. Es un escritor de los más prolíficos dentro del panorama literario español, labor que ha simultaneado con su profesión de profesor de bachillerato durante treinta años, su labor de novelista, historiador, ensayista y traductor. En su obra, más de 70 libros editados, también figuran los publicados bajo su pseudónimo, Nicholas Wilcox. Pero lo que más nos interesa en este caso, es su faceta como divulgador de la historia, en este libro donde ofrece una amena y reducida Historia de España fácil de leer y muy entretenida.

3 comentarios:

  1. Me encanta, lo tengo que leer...Sí!! A mi es que me gusta mucho la historia, aunque no sé ni patata de ella... así que imagino que una obra amena e independiente sobre la Historia de España me va a resultar de lo más interesante y provechosa... Gracias, mi querida y admirada Sonia!! Besos

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  2. Se ve que esta estupendo, felicidades, sin duda será un éxito!!

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  3. Que nuestra historia es pura falacia ...ya se ve desde el mismo comienzo de la historia
    Nuestra península ibérica es la que nos debiera dar el gentilicio y ser iberos ...en cambio somos Hispanos ,Romanos y latinos ...tocame la pinga Dominga

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MUCHAS GRACIAS!!

MUCHAS GRACIAS!!
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