Érase una vez, allá por 1517, en un pueblo costero asturiano llamado Tazones, perteneciente al concejo de Villaviciosa, donde sus gentes, sencillos pescadores que se afanaban cosiendo redes y vivían de lo que el mar les proporcionaba, vieron llegar a sus tierras unos enormes barcos que jamás habían visto, pues en sus costas sólo atracaban pequeñas embarcaciones dedicadas a la pesca de bajura.
Más la sorpresa fue mayor, cuando de los navíos empezaron a descender lo que para ellos debió ser escandaloso:...
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