21 feb 2013

La Microhistoria.


 ¿Una nueva versión actualizada de la historia que nos enseñaron en las aulas?
 
No diré lo que es, pero sí lo que supone.
 
Y supone volver a mirar al pasado, rastrear huellas dejadas por individuos que aparentemente son comunes, anónimos, modestos... pero que hubo algo de extraordinario en sus vidas y de algún modo, el historiador ha dado con su pista, rescatándola de la oscuridad en la que estaba sumida y le ha dado carne a los huesos, sentido a una luz que el tiempo perdió en la oscuridad de los grandes acontecimientos para que hoy día entendamos nuestro presente.
 
No se trata de grandes personajes a los que todos terminamos conociendo porque por nacimiento se les otorgó el derecho de gobernar subiendo al trono de su país, de su reino...  no se trata de grandes figuras cuyo carácter presidió el gobierno de un pueblo y con ello el de tantas y tantas vidas... tampoco se trata de grandes milicianos que comandaban ejércitos más allá de sus fronteras, de su patria, de su origen porque la política de algún rey exigía su movimiento estratégico... no se trata de aquellas caras conocidas que encabezaron grandes protestas o revoluciones y cuya popularidad movió a grandes masas gracias a su carisma... no se trata de los personajes, sino de las personas.
 
Y sólo son hombres y mujeres en el tiempo, que vivieron todas esas circunstancias de la vida... son cada uno de esos a los que se llama masa, pero al fin y al cabo, de uno en uno y desde su punto de vista, porque algo hizo que el historiador reparara en ellos: pudo ser un caso de herejía, pudo ser un caso de delito muy conocido y que políticamente fue juzgado –y digo políticamente juzgado, a sabiendas que las pesquisas para determinar la verdad en su momento no fuera de interés conocerse-, pudo ser  cualquier cosa que dejara huella, su huella, su marca...
 
Son individuos con nombre y apellidos, desenterrados de los archivos, que vivieron en una época y a veces contra su propio tiempo, pero al fin y al cabo, vivieron y quedaron registrados de algún modo en la historia más desconocida, en el inmenso espacio del tiempo, en el inabarcable período de unas vidas que forman parte de nuestros antepasados.
 
Y no son anécdotas, no son curiosidades, no son imágenes pintorescas... sino personas modestas tomadas como testimonios determinados de los grandes hechos o procesos y que el historiador rastrea haciendo uso de otras disciplinas (sobre todo el análisis arqueológico, el mapeo genético, la tradición...),  para interpretar desde la pequeña escala las realidades sociales y hechos cotidianos, que son la base en torno a la cual giran el desarrollo y el desenvolvimiento de esa Historia con mayúsculas de la Humanidad.
 
Por tanto, la microhistoria supone tratar de entender una nueva dimensión del conjunto de los sucesos históricos en su verdadero contexto, comprender cómo las personas interpretan su momento histórico y cómo, a través de esa interpretación, responden a los problemas que se les plantean. De ahí que se le otorgue el calificativo de historia más profunda, “examen con lupa” del pasado, investigación monográfica para otros, pero al fin y al cabo, nos revela dimensiones no perceptibles desde una escala más amplia o global por dejar en la oscuridad múltiples realidades que se olvidan y que son simultáneas a todos esos sucesos históricos, que en su particularidad, también devienen a pesar de los “grandes acontecimientos”, en su espacio y tiempo propios.
 
Y lo mejor que supone esta forma de hacer historia, es, no sólo la manera de concebir la historia y practicar ese oficio que tiene el historiador, sino que haciendo uso de un renovado interés por acercar esa realidad pasada, utiliza el elemento narrativo para introducir al lector en una relación especial de intimidad con los personajes que vivieron, ya que existe una precariedad real de nosotros en relación con el pasado. O lo que es lo mismo y para entendernos, la narración vuelve también con el historiador rompiendo los esquemas de las obras historiográficas clásicas o habituales, consiguiendo agilizar la lectura y que lo narrado sea más creíble en la medida en la que se logra una participación en la construcción del argumento histórico por parte del lector al que se le envuelve en una especie de diálogo con el pasado.
 
Y llegados a este punto, se me hace curiosa una afirmación sobre la microhistoria de un historiador mexicano: “la mueve una intención piadosa: salvar del olvido aquella parte del pasado propio que ya está fuera de ejercicio”. Su nombre, Luís González y González.
 
La microhistoria, por tanto, supone un avance hacia representaciones más realistas y menos mecanicistas y por ello, los temas a los que intenta abarcar son muy variados: vida cotidiana, antropología, historia de la pintura o de la arquitectura, y un largo etc., abordados desde perspectivas sociales.
 
Como ejemplo, no citaré a ningún historiador de microhistoria o alguno de sus libros más célebres. No, me voy a limitar a exponer un ejemplo tan sencillo que leí  y que arrojó bastante luz sobre lo que hoy me ocupa: la sal.
 
¿Qué conocemos de la sal? Para el químico, será cloruro de sodio; para el médico de mi abuela, un elemento nocivo para su salud porque le sube la tensión arterial demasiado; para mis comensales, un elemento que enriquece mis guisos; para los más pequeños, que viene del mar o de las salinas; para otros incluso, que en tiempos remotos era un artículo más apreciado de lo que es hoy día y que para obtenerla exigía emprender viajes en los que los comerciantes caminaban a través de la ruta de las especias atravesando desiertos, por poner un ejemplo.
 
Sin embargo, para entender el significado que tuvo en otro tiempo y comprender su valor en nuestros ancestros, no nos valen las fórmulas químicas, necesitamos historias, aquellos relatos procedentes de aquellos comerciantes que vivieron aquellas travesías, narraciones en primera persona de aquellos protagonistas.
 
Y claro, la forma tradicional es la reconstrucción de las estructuras comerciales de las especies en la Europa medieval y moderna, que nos permite tener un conocimiento del panorama general de aquel pasado.
 
Pero llegó la microhistoria y haciendo uso de aquellas narraciones, tomo a un individuo como testimonio y lo usó para mostrar al lector lo que era, para ese individuo y los suyos, la obtención de ese artículo llamado sal.
 
Y para terminar, citaré a John Lewis Gaddis quien plantea con total claridad una pregunta: “¿Quién habría pensado que hoy día estudiaríamos la Inquisición a través de la mirada de un molinero italiano del siglo XVI, la Francia prerrevolucionaria según la perspectiva de un obstinado sirviente chino, o los primeros años de la independencia norteamericana a partir de las experiencias de una partera inglesa?”. Pues bien, con el microhistoriador, hoy es posible. La historia deja de ser un pasado extinto y comienza a emerger con voz propia, cual llama a la vida para acercarnos personalmente una realidad cubierta de un tupido velo en el que la interpretación de los datos reciben nombre y apellidos reales y verídicos.


29 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu blog, y todo lo que escribes...la hsitoria me encanta...siempre fue una asignatura favorita para mí.... Realmente, muy interesante, entretenido y si cabe instructivo...
    Tengas alegrías....

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    1. Muchas gracias DMClarisa Tomás, ya me puedo "dar con un canto en los dientes" -como se suele decir- si este blog te ha aportado algo o al menos te ha hecho pensar en cosas que antes no te cuestionabas. Un saludo.

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  2. Muy interesante todo lo que nos enseñas sobre esta forma diferente y más amena de adentrarnos en las, para muchos, oscuras profundidades de nuestro pasado. Saludos.

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    1. Afmega, gracias por entrar en el blog y leerlo. Lo cierto es que no siempre es fácil llegar a las personas y lo más difícil es que se puedan interesar por la historia, ya que tradicionalmente suele ser algo que se relaciona con datos concretos, fechas específicas, etc. Un saludo.

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  3. Muy buena entrada. La verdad es que la historia ha sido siempre algo que me ha ilusionado bastante por aprender, de hecho cuando termine filosofía y si las condiciones son favorables, me adentraré en el mundo histórico. Siempre me he preguntado cómo hubiera sido la historia de los perdedores, ya que la que queda escrita es aquella que mantiene y mantendrá el status quo. Sin embargo, la historia de los perdedores puede tener su campo de expresión en la microhistoria, aunque ya sé que de eso no se trata. Las historias individuales son siempre interesantes ya que aprendes del pensamiento de cada época y el sentir de un pueblo en determinado momento. Si no al 100 x 100 al menos ayuda a entenderlo. Muchas gracias de nuevo, muy buena entrada. Un saludo!

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    1. Bueno Alfredo, ¿historia de los perdedores?....¿perdedores para quién?... Un historiador decía que conocemos toda la historia que nos importa conocer y por tanto la historia que no conocemos es el eterno fastasma -o algo así-, pero que en respuesta a esa historia de los perdedores, de los vencidos, de la que tu te planteas su existencia, creo que queda claro una vez más: lo inabarcable que en realidad es la historia y de cuántos factores depende historiar. Un saludo.

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  4. Muy buena redacción, es realmente interesante esta manera de acercarse al conocimiento de la historia, la hace más humana, mas realista, más palpable y vívida.
    Existe una canción de Cortez que hace una mención a la historia de la gente común, cuando la encuentre te la comparto, porque en cierta manera habla de lo escrito en la entrada.
    Como siempre muy buenas tus publicaciones. La historia es apasionante, y vos manejas muy bien la información al respecto.
    Muchos saludos y felicitaciones.

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    1. Muchas gracias Mirta, cuando la encuentres ponme un enlace en esta entrada para que cualquiera que entre pueda escucharla también.
      Y en eso que dices de que manejo "muy bien la información al respecto", lo cogeré como un cumplido, ya que siempre que dedico un esfuerzo a leer sobre algún tema en concreto, me da la sensación que nunca termino de conocerlo al 100%. Supongo que no soy la única, pero mi afán por intentar abarcar todos los puntos de vista se queda normalmente insatisfecho. Un saludo.

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  5. Miguel de Unamuno lo llamaba la "intrahistoria" allá por finales del siglo XIX, principios del XX.

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    1. Efectivamente, en España, Unamuno acuñó ese término, ya que comparaba las dos historias: la vida tradicional frente a la historia más visible, la oficial por así decirlo, es decir, la historia que se queda en la sombra frente a la que históricamente es conocida.
      Curiosamente en España, se decía que esta corriente de la microhistoria había sido tardía -como pasa con otras muchas cosas-. Aquí se hablaba de historia local, pero tutelada bajo eruditos locales y no por historiadores profesionales, y visto así, se restaba cientificismo a la metodología empleada y se desprestigiaba una forma de hacer historia, en comparación como la que pueda hacer un historiador de la escuela de los Annales por ejemplo. Un saludo.

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  6. Todos formaremos parte dentro de poco de la microhistoria. ¿Que contarán los historiadores del futuro de las redes sociales, de Microsoft o de Appel? Una buena pregunta.

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    1. Bueno Vinuesa, no sé si todos. El microhistoriador se basa en lo que se conoce como "el paradigma indiciario", -acuñado por Carlo Ginburg en su libro "El queso y los gusanos"- que no es otra cosa más que la búsqueda por parte del historiador de vestigios o indicios dejados por el sujeto histórico, interrogando a todas las fuentes disponibles. Y si las redes sociales, Microsoft o Appel son parte de esas fuentes, pues a bucear en ellas como se bucea en los archivos. Un saludo.

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  7. Tiempo sin pasarme por tu blog, te debo una disculpa. Te doy mi más uno correspondiente y perdona mi ausencia.
    Saludos

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    1. Muchas gracias por tu visita, este es un blog abierto a lectura cuando se disponga de tiempo, asi que sobran las disculpas. Un saludo.

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  8. En el fondo, es lo que se ha hecho con el periodo prehistórico desde siempre. Cada vez que se encuentran unos restos, se procede a "conocer" al individuo concreto. Se le ponen nombres, y se procede a reconstruir su historia. Es un rastreo antropológico que, en periodo histórico, se tiende a menospreciar. La historia deja de ser historia de personas para convertirse en historia de "grandes hechos" y personajes, como bien dices. Pero tiene gran culpa de ello el texto, entendido como única fuente de conocimiento. Lo escrito, lo reseñado, lo contado. Es fuente. Fuera del texto, ¿qué nos queda?

    Saludos, Sonia, excelente entrada.

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    1. ¿Qué nos queda?... fuentes orales, tradiciones, arte en sus múltiples manifestaciones, genética, arqueología –y no sólo la que tradicionalmente se ve en las películas como Indiana Jones.... jajaja..., porque arqueológico se puede considerar restos de una vía de tren por poner un ejemplo...- uff!! Enrique, el problema no es encontrar fuera del texto fuentes, sino interpretarlo y sobre todo, creo que la microhistoria pretende ir más allá. No sólo trata de arrojar luz sobre la parte que se desconoce de la historia oficial, sino que además trata de acercársela de una forma amena a todo el público. De hecho para algunos microhistoriadores como Carlo Ginburg, el propósito que le guía en su forma de escribir la historia, es que llegue al máximo número posible de lectores y considera además que eso es lo que debería mover a todas las monografías históricas.
      El hecho de escribir para el público en general, al más amplio público, debería obligar al historiador a escribir con cierto estilo, sino literario, al menos ágil, atrayente. Sin embargo, en los círculos académicos, no suele ser de buen grado, es como si se pretendiera privatizar la cultura en manos de quienes tienen acceso a ella. De hecho -y ya que te he citado a Carlo Ginburg-, su libro "El queso y los gusanos" fue un éxito de ventas, sin embargo en los círculos académicos no tuvo buena acogida. Un saludo y gracias por visitar el blog.

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    2. No conocía el libro. Apuntado queda.

      Gracias, Sonia.

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  9. Hola Sonia!!!
    Como cada mañana estoy leyendo tu blog, pero además de felicitarte por él, quería darte, espero que, una agradable sorpresa!!
    Así que pasa por mi blog y lo ves.
    Ye me contarás.

    Muac!!

    http://evamareva.blogspot.com.es/

    Mareva

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  10. Muy bien Sonia, como siempre me gusta mucho lo que escribes, me parece que lo haces muy bien, de forma sencilla que cualquiera puede comprender y sacar provecho. Yo por ejemplo se muy poco o nada de historia pero quiero entender que quizás en las pequeñas historias, o las historias de hechos concretos, son quizás la base del conocimiento de la verdadera historia del ser humano. Felicidades

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    1. Bueno, esas "historias de hechos concretos", como las llamas, entrelazadas configuran la historia que todos conocemos, la que se no suele publicar en los libros y la que la memoria sustrae del propio tiempo. Gracias por tus felicitaciones, un abrazo.

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  11. Es impresionante la profundidad a la que me has llevado dentro del mundo de la historia cuando he leido tu entrada. Como siempre, ha sido muy interesante y tu ejemplo, fantastico. Me ha gustado mucho. Ha sido todo un seminario. Besos.

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    1. Viniendo de tí, espero que no esperes segunda parte pronto...jeje. Gracias y me alegro de que te haya llegado. Besos para tí también.

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  12. Ah !!!! y la fotografía que has plasmado en tu introducción, bajo mi punto de vista, has hecho diana. Besos.

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  13. Gracias Rosa, pero este blog no tiene el gadget de seguidores porque su contenido suele ser un poco más extenso que el que comparto en mis blogs de fotografía. Ya he visitado tu blog en alguna ocasión, pero es difícil seguirte porque actualizas con demasiada frecuencia. Un saludo!!

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  14. Gran redacción, y en cuanto al tema de la misma, desde luego para mi la Historia tampoco es el ejercicio de memorizar las listas de Reyes Godos, sino el conocimiento de las Sociedades en las cuales se desenvolvían nuestros antepasados, te felicito por el éxito que esta teniendo este Blog, éxito merecido por otra parte. Un abrazo.

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    1. Jajaja... la famosa lista de los Reyes Godos!!!.... A mis manos ha llegado una colección de vitolas con imágenes de los Reyes Godos que son una pasada. Alguna vez las publicaré porque merecen la pena.
      Como tú, los datos concretos, fechas, nombres, etc., son la parte más odiada de conocer la Historia. Lo interesante -o al menos para mí- es cómo trabajar esos datos.
      Y muchas gracias por tus felicitaciones, el éxito que este blog "tiene", se lo debo a quienes lo vais siguiendo. Un saludo!!

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  15. Cuando estaba en la Univ. me encantaban los relatos de Microhistoria (la vida me ha llevado por otrs rumbos y lo he abandonado). Siempre recuerdo el libro El Queso y los Gusanos. Gracias por discutir un poco sobre este tema, y traer agradables recuerdos a mi memoria. Te ganaste una nueva seguidora.

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MUCHAS GRACIAS!!

MUCHAS GRACIAS!!
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