El trabajo de un historiador es a
menudo objeto de debate. Uno entiende que un trabajo así ha de ser lo más
objetivo posible y estar dotado de un método científico que permita al
historiador trabajar con datos que recoge sin necesidad de implicarse
emocionalmente.
Bueno, pues sobre esto hay
multitud de hipótesis, reflexiones, libros, argumentaciones… un sin fin de
cuestiones relacionadas con ello que hace pensar sobre el trabajo de un
historiador que, sinceramente, es más complicado de lo que puede ser en
apariencia y que no sólo es leer, sino también interpretar, clarificar tu mente
y elevarla a un nivel crítico, buscando la capacidad de aislarse totalmente de
lo que se investiga para no forrarlo de criterios personales, para no dotar de
intencionalidad aquello que se investiga.
Sin duda, es la parte más difícil
de conseguir, pues un historiador no es ajeno a nada, siempre le moverá una
motivación, una pasión, un gusto por lo que hace, que en ocasiones viene hasta
remunerado.
Historiador, un término que engloba
demasiadas facetas.
Y recuerdo una pregunta que
siempre martilleó mi mente “¿y para que sirve eso?”.
Los más simples buscan respuestas
simples, y se complacen cuando se les responde con las salidas profesionales
que tiene hacer una carrera así. Salidas, que son pocas. Miento, muy pocas, en
eso no hay imaginación que valga.
Pero intelectualmente es
enriquecedor. Algo para lo que no todos están preparados.
Yo investigo, me afano leyendo
cualquier punto de vista que cae en mis manos sobre un tema concreto y sin
embargo, siempre tengo la sensación de que nunca abarco lo suficiente. Que me
quedan lagunas que podrían ser insalvables, que no he terminado todavía, que mi
entusiasmo una vez empezado a leer sobre un tema se ceba tanto que no encuentra
el momento de parar de buscar y empezar a trabajar con lo que ya dispongo.
Llegado ese momento, el de
interpretar todo lo leído, es cuando la escritura comienza su trabajo: intentar
transmitir todo lo que he leído de manera que entusiasme a los demás tanto como
a mí… Pero resulta imposible. Todos somos diferentes. A ninguno nos interesan
los mismos temas, ni la forma de contarlos, ni las fuentes que usamos para
trabajar. A veces, ni siquiera coincidimos en los adornos que le ponemos para
enmarcarlo, como fotografías, proyección de películas... Podemos tener cierto
grado de afinidad, pero coincidir con todos es una labor imposible. Y además,
eso implica la propia subjetividad del historiador, su forma de hacerse entender,
de mostrar a los demás no sólo el tiempo dedicado a investigar, sino también el
jugo que ha sacado de lo que ha investigado.
Uno de mis últimos trabajos en
los que estoy metida es sobre el populismo. Quizá demasiado ambicioso para ser
tratado en pocas líneas, pero desde que comencé a leer sobre ello, mi
entusiasmo ha crecido y me ha desbordado por completo. No me parece suficiente
lo leído… Y he aquí uno de los problemas con los que un historiador se enfrenta
constantemente en sus investigaciones: la inabarcabilidad, es decir, realmente
es imposible leer toda la documentación o material disponible sobre ello. Y no
sólo hablo del material disponible, sino también del material al que no tengo
acceso.
Recapitulando, el trabajo de un
historiador es de difícil adjetivación, su utilidad resulta más intelectual y
conlleva problemas de transmisión y de plausibilidad.
Para otro día dejaremos otros
problemas adheridos a una profesión cuyo nombre hoy día es sinónimo de
desempleo y cuyas raíces empatizaron con la educación de grandes pensadores,
así como su análisis ha formado parte del propio tiempo al que esta rama de
humanidades trata de acercarse en su estudio para conocer más el pasado,
entender el presente y orientar el futuro.
¡Extraordinario, fastuoso, grandioso artículo -y me quedo corto- el que dedicas en esta ocasión al "trabajo del historiador", Sonia!
ResponderEliminar¡Impagable! Así es el tiempo que dedicas a esta maravillosa labor y a compartir tus inquietudes con todos nosotros.¡¡¡Gracias!!!
P.D./ Un fuerte abrazo, Sonia & Family!
Gracias por tus comentarios tan entusiasmados y por tu seguimiento. Ese es uno de los mejores pagos a mi tiempo dedicado al blog y a que gente como tú, os interesen realmente mis inquietudes. P.D./ Gracias yayo...jeje.
EliminarMuy buena tu reflexión Sonia!! cada vez más y más profundas...
ResponderEliminarVas mejorandote día a día... sigue así
Besos. Your brother!!
Gracias Jordi por tus ánimos.
EliminarMuy bien Sonia, todos y cada uno de los párrafos de tu escrito, descubriendo las dificultades de un buen historiador que debe ser objetivo sin dejarse llevar por las pasiones, motivaciones, criterios, creencias o ideologías que puedan distorsionar la verdadera historia.
ResponderEliminarCreo que nuestra vida no deja de ser una historia que cada uno escribimos a nuestra manera y que cuanto mas responsabilidad, integridad y esfuerzo pongamos en ello y menos condicionamientos emocionales o de cualquier otro tipo utilicemos, mas reales y verdaderos seremos.
Para terminar y contestando un poco a eso de ¿y para que sirve esto? Te diré lo que decía un gran filosofo español “No nos dirá la historia lo que tenemos que hacer, pero si lo que tenemos que evitar”.
Una vez mas mi enhorabuena por tu trabajo, me ha gustado mucho, espero sigas en esta línea por mucho tiempo. Un abrazo
P.León
Gracias por tu seguimiento. Es muy alentador que te guste el trabajo que hago en este blog y que te sirvan también a ti como un punto de reflexión en temas que quizá antes no habías pensado o al menos no le habías dado la menor importancia. Gracias.
EliminarReflexiones en las que más de uno debería pensar...
ResponderEliminarGracias por tu seguimiento.
EliminarRealmente historiador como bien dices hoy en día es sinónimo de desempleo, por eso yo mas que trabajo, al término lo definiría como función o actividad, ya que para ser trabajo debería tener un puesto asignado, no necesariamente remunerado, un trabajo puede ser voluntario, pero requiere de la existencia de un puesto de trabajo.
ResponderEliminarY hoy en día ni trabajando gratis puedes desarrollar la función de investigador histórico, la única salida es la docencia, y es una actividad diferente, yo realmente difícilmente soportaría el torear día tras día, a estudiantes de Bachillerato de nuestra sociedad actual.
Me quedo con eso último de "torear días tras día, a estudiantes de Bachillerato de nuestra sociedad actual".
EliminarLa verdad es que tengo mejores recuerdos de mis tardes buceando entre los libros de la Biblioteca o de la Hemeroteca de la Facultad, que cuando hice las prácticas en un instituto público. Gracias por tu seguimiento.
Muy bueno, es grato encontrar una puerta abierta hacia todo un mundo desconocido o poco conocido y reducido a lo que tu MUY BIEN has expresado y reflexionado. Ha sido muy interesante.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Su, me alegro de que amplíes tu mente a cosas que sé que jamás te gustaron, ya sea porque no las encontrabas interesantes tal y como te llegaron o porque el tiempo te ha hecho más receptiva a ellas. En cualquier caso, me alegra saber el interés que empiezas a mostrar por la Historia.
EliminarInteresante… creo que la historia es un gran rompecabezas y se necesita mucha vocación y visión. Saludos Sonia!!!
ResponderEliminarNo es fácil Iker, pero se intenta, jeje. Lo malo de ese "gran rompecabezas" es la manipulación que se hace de ella, pero bueno, ahí entraríamos en un debate muy amplio. Un saludo Iker!!
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