DUEÑAS VINUESA, María., El tiempo entre costuras. Epud. 2016. |
El tiempo entre costuras es una novela de ficción histórica que fue publicada en 2009 y que relata la vida de Sira Quiroga, una joven modista que ve alterada su vida en la Madrid previa a la guerra civil española, viéndose seducida, y en ocasiones, arrastrada a una vida que rompe sus rutinas y lo que hubiera sido una vida sosegada y tranquila, para desbordarla a través de experiencias que la sumergen en una vida peligrosa, haciendo que la protagonista pase por una evolución como personaje demasiado inocente y confiado, hasta un personaje que se va superando así mismo, hasta ser capaz de involucrarse en problemas que la llevan al mundo del espionaje.
Su trama comienza, como ya dije más arriba, en los años convulsos del alzamiento y la dejan atribulada en una Tetuán que la empujan a una vida que se le rompe para dar lugar a un nuevo fénix surgido con fuerza y garras en un taller de alta costura desbordado por el trabajo que el glamour de la clase alta aporta a una sociedad española que parece salida de revistas francesas de moda, y entre tanto, el amor y el desamor de Sira, su lealtad y su inicial falta de una convicción política clara, la van haciendo candidata perfecta, sin saberlo, para recoger cualquier información que pueda ser utilizada desde su taller, para que una vez terminada la contienda de la guerra civil, España no se vea involucrada de lleno en una nueva guerra y aliada del eje nazi.
La vuelta a la Madrid de postguerra de la protagonista, ya viene cargada de maletas con objetivos e intenciones británicas y antialemanas en un tira y afloja de unas relaciones de espionaje entre la Alemania nazi, la Inglaterra de Churchill y una España franquista en sus primeros años de andamiaje. Tiempo suficiente para que el personaje de Sira crezca y se involucre en una política de intereses que nos enseñan los entresijos de algunos mecanismos de espionaje desplegados sobre personajes como Serrano Suñer, Juan Luis Beigbeder y Atienza, Rosalinda Fox o Alan Hillgarth, tanto de sus amoríos como sus tensiones de poder, siempre bajo el prisma de una mujer aparentemente solitaria, apaleada por la vida y espoleada por las secuelas que la guerra civil ha dejado en la vida de su madre (Dolores Quiroga), su mentora (Doña Manuela Godina) y de quienes vivieron con ella sus primeros años de inocencia y juventud, como su primer novio Ignacio Montes.
La aventura de esta modista pasa por ciudades como Madrid, Tánger, Tetuán y Lisboa, entre escenarios hoteleros como el Palace, casinos, salones de belleza, el Mueseo del Prado y locales de moda como el Embassy del paseo de la Castellana. Todos estos escenarios, la introducen en una sociedad más que bien acomodada, que la van succionando por su habilidad diseñadora y modista en una época en la que la competencia por la alta costura escaseaba, convirtiéndola de esta forma en una confidente pasiva, de contactos, relaciones y actividades, de la colonia nazi en Madrid y de los españoles que con ellos se relacionaban, al amparo que la intimidad que unas inofensivas confidencias entre pruebas de vestuario en su taller le proporcionaba gracias a sus selectas clientas: aristócratas alemanas llegadas de la mano de influencia nazi (Gloria von Fürstenberg, la princesa de Cantacuceno Elsa Bruckmann, la condesa Mechthild Podewils) y amantes con supuesto peso en la política franquista (Sonsoles De Icaza o Piedad Iturbe von Scholtz).
En cuanto a la autora, María Dueñas es una manchega afincada en Cartagena. Profesora de filología inglesa, escribió El tiempo entre costuras como su primera novela. Tras su éxito, le han seguido otras tres: Misión Olvido en 2012, La templanza en 2015 y Las hijas del Capitán en 2018. Sin embargo, me llama la atención en la obra que nos ocupa, el estilo de su prosa, ágil y de fácil lectura, pulcro, con unas descripciones que en ocasiones me recuerdan el estilo negro de novelas policíacas, con un ritmo prácticamente constante y lineal, unido siempre a la evolución de su protagonista, dado que toda la obra se escribe en primera persona. Además, la alternancia de dos tipos de mundos, el más bajo y urbanita, siempre como poso de su personalidad, se mezcla con el refinado, aristocrático y cosmopólita en el que termina viviendo, a través de personajes secundarios que lo caracterizan claramente en ambientes detallados y bastante precisos. Su éxito, lo ha hecho adaptarse a una miniserie de televisión, que prefiero no ver, para no trastocar en mi imaginación lo que la novela ha dejado en mí: sin duda, una excelente novela.
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